Sé un Mejor Inversor en tu Propio Negocio

Nota escrita por Larry Kaye, CEO de Script International.
Toda empresa necesita inversión. Y en el caso de los negocios privados, ese inversor inicial casi siempre sos vos. Pusiste plata. Pusiste horas. Pusiste el cuerpo. Pero, ¿estás evaluando si esa inversión realmente está rindiendo? En esta primera entrega de nuestra serie, vamos a enfocarnos en cómo pensar tu propio capital como lo haría cualquier fondo profesional: con claridad, con exigencia y buscando retorno real.

¿Por qué es importante esto?

El ciclo de vida de una startup se centra en generar ingresos rápidamente con la esperanza de obtener suficientes beneficios para alcanzar el punto de equilibrio en los primeros 2-3 años. A medida que el negocio crece, se necesita más inversión y eso proviene de capital de inversión o deuda. Habiendo sido emprendedor, entiendo este ciclo de vida. Nuestro enfoque hoy está en cómo pensamos sobre el capital de inversión en nuestro negocio. Cuando asumimos deuda, sabemos el “costo” del dinero del prestamista, ya que es el interés que esperan ganar mientras vos estás utilizando su dinero. ¿Qué pasa con el capital de inversión que se utilizó para iniciar el negocio? ¿Cuáles son los términos de uso de ese dinero? ¿Qué pasa con cualquier otro capital de inversión que entre en el negocio a lo largo del ciclo de vida de la empresa?  El mito del dinero gratis. Generalmente este es un problema en las empresas privadas. No se le da un valor premium al capital del propietario. Es casi como si el dinero no tuviera un costo real. Reflexioná sobre este tema por un minuto. Cuando empezás, es fácil caer en el hábito de ver el dinero invertido como si fuera «gratis». Pero no lo es. Cada peso que ponés en tu negocio tiene un valor y debe generar resultados. Si no estás cuidando ese capital como lo haría un inversor externo, ¡es hora de cambiar!

Lo que aprendí después de vender mi empresa

Desarrollé la mayor parte de mi carrera empresarial en la industria de equipos de construcción. Una industria que sigue creciendo en todo el mundo e intensiva en capital. Mi familia poseía y operaba una de las 50 principales compañías de alquiler en Estados Unidos a finales de los años 80. Habíamos estado en el negocio casi 20 años cuando fuimos adquiridos por una empresa de capital privado y ahí todo cambió. Después de vender nuestro negocio y comenzar a trabajar para los nuevos propietarios, aprendí que valoraban cada dólar invertido. Cada activo de la empresa ahora tenía un «costo de mantenimiento», incluso si el equipo ya estaba pagado. No había activos de la empresa que no tuvieran un costo. Todo debía ser considerado en un contexto diferente del que pensábamos antes. Esto incluía desde equipos de computación, camiones y remolques hasta cada máquina en nuestra flota de alquiler. ¿Están cubriendo sus propios gastos? Esto creó una responsabilidad en la gestión de activos y un sentido de urgencia que nunca fue parte de nuestro negocio familiar. Cada activo tenía que «defender su lugar». Nada estaba ahí «de adorno». ¿El resultado? Una gestión más eficiente, más beneficios y un sentido de responsabilidad que no habíamos considerado antes.

El secreto está en el ROA (Retorno sobre Activos)

Habiendo experimentado ambos tipos de estructuras de gestión financiera, pienso que las empresas privadas necesitan mejorar sus estrategias de gestión. No hay razón para que vos, como inversor emprendedor, debas recibir algo menos que un inversor corporativo. De hecho, tus dólares de inversión son probablemente más valiosos. Las empresas financieramente exitosas se centran en el Retorno sobre los Activos (ROA). Esta es una función de cuántos equipos y otros activos (en tu Balance General) se necesitaron para producir las ganancias obtenidas. Según una reciente Encuesta de Costo de Hacer Negocios de los Distribuidores de Equipos Asociados (en EEUU):
    • El distribuidor promedio de equipos en EE.UU. tiene un ROA de 6,5% y un margen antes de impuestos de 4,9%.
    • Los mejores llegan a un ROA de 14,7% y casi duplican la rentabilidad (9,2%).
La conclusión: una mejor gestión de activos produce una mayor rentabilidad.

¿Qué significa esto para vos?

Si querés mejores márgenes de beneficio y un mayor retorno sobre tu inversión, necesitás empezar a gestionar tu negocio de manera distinta.

Cuatro pasos para arrancar

1. Poné las cartas sobre la mesa

Hacé una auditoría de todos tus activos: equipos, vehículos, tecnología, lo que sea. Aunque estén pagados o depreciados para fines fiscales, dales un valor de mercado justo. Pensá como si estuvieras haciendo una venta de activos del negocio. Ahora podés comparar la rentabilidad de la empresa con la base de activos que se utilizó para generar los ingresos. Así es como un inversor externo vería tu negocio. Esto también debería ser una medida para los gerentes de sucursal si tienes múltiples sucursales en tu empresa. El mejor gerente no es el que produce más beneficio, sino el que produce más beneficio con la menor cantidad de activos. ¿Qué tan eficientes son para generar ingresos? Este es tu punto de partida.

2. Detectá los «agujeros» de tu negocio

Si tus márgenes son más bajos de lo que esperabas, revisá estas áreas:
    • Gastos fuera de control: ¿En qué se está yendo el dinero?
    • Inventario o deuda excesiva: Menos siempre es más si es eficiente.
    • Bajas ventas o precios incorrectos: Analizá si tus precios realmente reflejan el valor que ofreces.
    • Errores contables o pérdida de activos: Esto es más común de lo que imaginas.

3. Sacale jugo a tus activos

Tus equipos y vehículos son el corazón de tu negocio, ¿los estás usando al máximo? Si no están activos o generando valor, estás perdiendo oportunidades.

4. Usá la tecnología a tu favor

Gestionar una flota de equipos es una tarea dinámica y requiere información oportuna y precisa para tomar decisiones adecuadas La tecnología hoy en día está cambiando rápidamente y debe ser un elemento estratégico para hacer crecer tu negocio, especialmente en la gestión de tu flota. No solo necesitás medir y monitorear la actividad, sino que también tiene que estar al alcance de los que están en el barro, tomando decisiones todos los días.

Mirá tu capital con otros ojos

Tu inversión inicial no fue un acto de fe. Fue una apuesta. Y esa apuesta merece seguimiento, medición y exigencia. En la próxima sesión, hablaremos de cómo identificar a los «ganadores y perdedores» en tu flota de equipos y mejorar su rendimiento con datos y procesos optimizados. Recordá, tu capital es valioso. Si querés mejores resultados, empezá a verlo como lo haría cualquier gran inversor. ¡Manos a la obra!

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